Sobre «La Tierra es de Todos» y algo más… Por Jesús Reyes

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Mientras que el texto cinematográfico implica un largo proceso de trabajo colectivo, guiado sobre todo por el director, el texto literario-testimonial produce la colectivización a través de un efecto afín a la figura de la sinécdoque, donde un intelectual orgánico de una comunidad en estado de urgencia depone una historia de vida que representa, por relación de contigüidad, a la totalidad del grupo.

(Duno-Gottberg y Hylton, 2008, p. 266).

 

De manera regular para realizar una película de larga o corta duración, en territorio Venezolano, se debe pasar largo tiempo de filtro en filtro, en búsqueda de la aprobación de los recursos necesarios para darle forma a los planteamientos, que se tienen en el guion. Superada esa etapa en la que pueden pasar dos años, se deben mantener encendidos los motores para tratar que el proyecto siga siendo lo que el realizador se imagina y se debe asumir que cada área es un rol distinto donde cada creador puede estar ligado o desligado del proyecto, que se pretende abordar.

La Tierra es de Todos” (Escuela Popular y Latinoamericana de Cine, Tv y Teatro, Venezuela 2016) es un corto no realizado como normalmente se acostumbra en la industria cinematográfica. Es concebido en su totalidad por jóvenes miembros de movimientos sociales. Las imágenes que se aprecian surgen de la idea de cada participante en particular. La obra de los facilitadores – Luis y Andrés Rodríguez –  fue de guías, de lo técnico a lo dramatúrgico, para realizarlas en tres días. Lo que indica que no se necesitó un guion totalmente estructurado con líneas de conflictos y personajes seleccionados de un casting.

Ahora bien, es necesario resaltar que todo el trabajo se llevó a ejecución en colectivo, donde la frase de Juan Calzadilla es necesaria, para contextualizar las intenciones de la escuela: “El artista no es un tipo especial de individuo sino que cada individuo es un tipo especial de artista[1]” y es lo que se ha tratado de formalizar en este tipo de experiencias, con la idea de establecer nuevas formas para la realización cinematográfica, evitando el papeleo de las fundaciones o los ministerios encargados de facilitar el acceso a los realizadores, pero creemos que a veces sucede lo contrario.

Estamos en presencia de un cine directo, como el que realizaba Lumière en los inicios de la disciplina, con la diferencia que la articulación espacio–tiempo es un poco más compleja por la yuxtaposición de imágenes. Podríamos adaptar la mención de cine directo y darle alguna determinación acorde con nuestra experiencia, seria algo así como: cine en caliente, cine inmediato, cine de creación colectiva, etc. Sucede que la materialización de las imágenes, se realiza de forma inmediata en un espacio al que se le trató de extraer todas sus posibilidades visuales, tratando de encontrar la poesía en la imagen desde esa significación que tiene para el Latinoamericano la tierra que le da de comer.

Gastón Bachelard nos dice:

La imagen poética no esta sometida a un impulso. No es el eco de un pasado. Es mas bien lo contrario: en el resplandor de una imagen, resuenan los ecos del pasado lejano, sin que se vea hasta que profundidad van a repercutir y extinguirse. (2000, p. 7).

vlcsnap-2016-09-16-09h19m55s421Figura 1. Fotograma de “La tierra es de todos”, (Escuela popular de cine. 2016).

En “La Tierra es de Todos” la poética del espacio se hace presente desde que aparece la primera imagen luminosa en pantalla. Nos referimos a unas nubes que poseen un movimiento interno pasivo y que se disuelve con la imagen de unas hormigas en la tierra. El cielo tiene un tono amarillento, junto a blancos que abarcan de manera horizontal el centro de la pantalla y las nubes tienen un movimiento de Izquierda a derecha que proporciona que el ritmo sea progresivo y que la forma de las nubes varié un poco de acuerdo a su desarrollo del movimiento interno. La tierra es marrón con su tono amarillento y las hormigas se encuentran por todas partes, moviéndose de un lado a otro, generando una dinámica del ritmo interno de la imagen un poco alta. Bachelard aporta:

La imagen poética es una emergencia del lenguaje, esta siempre un poco por encima del lenguaje significante. Viviendo los poemas se tiene la experiencia saludable de la emergencia. Es sin duda una emergencia de poco alcance. Pero esas emergencias se renuevan., la poesía pone al lenguaje en estado de emergencia. La vida se designa en ellas por su vivacidad. Esos impulsos lingüísticos que salen de la línea ordinaria del lenguaje pragmático, son miniaturas del impulso vital. (2000, p. 15).

             vlcsnap-2016-09-16-09h10m25s187Figura 2. Fotograma de La tierra es de todos, (Escuela popular de cine. 2016).

Nuestros personajes viven la experiencia de estar insertos en el espacio poético, nos entregan momentos de calidad indispensable para entender su relación con el lugar que habitan. Tenemos el ejemplo donde cada personaje brinda un poco de poesía por medio de su oratoria: en el caso del niño cuando dice que le gusta abrazar a su caballo porque le da sentimiento o cuando el señor que comenta que le prometió a una vaca a punto de fallecer que cuidaría a su becerro como si fuera su hijo. Estas con características de un cine que rompe con la tradición de los diálogos melodramáticos, para encontrarse con formas nuevas que se irán descubriendo a medida que se genere el espacio de la propia realidad, sin intervenciones ficcionales.

En “La Tierra es de Todos” se puede observar el espacio donde cada uno de los personajes desarrolla su contacto con la tierra. Su tacto, sus palabras, su sentires revelan un estado de emociones que se materializan con imágenes de lo que conscientemente podemos traducir como una necesidad de perfección armónica para los personajes. Estas imágenes rompen el uso del naturalismo en la narración, para comenzar a formar parte de la materialidad poética de nuestros personajes y nos aporta Bachelard:

El ensueño es por sí solo una instancia psíquica que se confunde demasiado frecuentemente con el sueño. Pero cuando se trata de un ensueño poético, de un ensueño que goza no sólo de sí mismo, sino que prepara para otras almas goces poéticos, se sabe muy bien que no estamos en la pendiente de las somnolencias. El espíritu puede conocer un relajamiento, pero en el ensueño poético el alma vela, sin tensión, descansada y activa. Para hacer un poema completo, bien estructurado, será preciso que el espíritu lo prefigure en proyecto. Pero para una simple imagen poética, no hay proyecto, no hace falta más que un movimiento del alma. En una imagen poética el alma dice su presencia. (2000, p. 11).

Figura 3. Fotogramas de La tierra es de todos, (Escuela popular de cine. 2016).

Los personajes no nos dominan: aparecen y desparecen como si sus rostros formaran parte de un inmenso rostro colectivo que incluye el nuestro. El hecho de renunciar a la sacrosanta figura del MRI como es el plano-contraplano, permite deslastrarnos de la ficción estática entre personajes. Las miradas se empalman no con otros personajes, espacios y tiempos contiguos, sino con ideas y conceptos o sentimientos surgidos de esos espacios, tiempos o personajes, y a veces estas miradas se voltean hacia nosotros, por un instante. Todo(a) espectador(a) tiene por lo tanto la posibilidad de ser llamado(a) como persona a ser partícipe de aquel espacio.

El corto apunta a niveles de profundo afecto de los personajes con el territorio de donde provienen, con el gran Otro que te alimenta, el de las semillas-hijos, y de los espectadores con lo representado, por eso cada uno de ellos expresa lo que siente entregando desde su experiencia partes de su relación con la tierra. Dichas expresiones emanan de los impulsos sensitivos de cada individuo, pero al estar las pantallas saturadas de testimonios tan vacíos y al nuestros sentidos estar condicionados a la televisión dominante, escuchar el acento y el testimonio de nuestros hermanos, siendo impulsados por el corazón, nos parece extraño: Bachelard agrega:

El alma inaugura. Es aquí potencia primera. Es dignidad humana. Incluso si la forma fuera conocida, percibida, tallada en los “lugares comunes”, era, antes de la luz poética interior, un simple objeto para el estudio. Pero el alma viene a inaugurar la forma, a habitarla, a complacerse en ella. (2000, p. 11).

El montaje puede nacer: abrazar al caballo, cuidar al becerro, cuidar la semilla como hijo, ayudar al niño… la materia prima busca al editor, le pide hacer aflorar la cultura popular del eterno renacer de la vida.

Creemos que la liberación radica en la forma, ya que no podemos combatir las trampas de las industrias culturales con sus mismos signos y es lo que se ha dado con este corto. Mientras tanto los sujetos dejan de ser individuales y comienzan a identificarse como un colectivo, capaz de crear una cultura que se oponga totalmente a las subculturas dominantes. (Colombres, 2004). Adolfo nos sigue aportando:

La cultura no debe actuar como una incitación a la intolerancia, como un modo de separación y encierro en concepciones fundamentalistas y fanáticas, sino cual un conjunto organizado de valores que sirve para definir a los sujetos colectivos que entrarán en el dialogo, a los verdaderos actores de un proceso que llevará a descongelar las situaciones coloniales, todas las viejas y nuevas formas de opresión, para poder alcanzar así la libertad y la justicia. (Colombres, 2004).

Figura 4. Fotogramas de La tierra es de todos, (Escuela popular de cine. 2016).

Difícilmente nuestras imágenes generen el proceso de reflexión que necesitamos, para lograr la conformación de ese ser humano nuevo que nuestra sociedad reclama. Luchar por la emergencia de los imaginarios no depende de un solo film, se necesita más que eso y mucho tiempo para que avancemos hacia una independencia cultural solida y concreta, que trate de evitar una cultura fragmentaria que se apoya en lo foráneo, en vez de apoyarse en lo autóctono, como normalmente sucede en el cine producido por el Estado donde evidentemente lo que predomina es el reflejo del idealismo burgués.

Nuestro cine, nuestra dramaturgia, nuestras imágenes, nuestra estética promueven el desarrollo de la conciencia social, mediante la representación de los sujetos tal cual estos son, sin mediaciones de belleza estereotipada como se ve a todos los animadores de la televisión dominante. Pensamos que al sujeto reconocer sus signos de identidad este reflexiona sobre su condición y comienza  un proceso de transformación, donde se libera de la enajenación y comienza a conformase en redes colectivas para el fortalecimiento de los movimientos sociales. El cine revolucionario tiene al ser humano como factor fundamental pero no para utilizarlo como un objeto de su propio consumo estético, sino como ese sujeto capaz de brindar con su capacidad de acción las luces necesarias para fundar las bases del camino que debemos seguir. (Guevara, Ernesto. (1977). El Socialismo y El Hombre Nuevo. Cerro del Agua, México: Siglo XXI Editores.).

En cambio ese cine que produce una industria del Estado como copia admirativa del mercado comercial habla del poco desarrollo de la conciencia social que tenemos en nuestro país y por ende en nuestra cultura. Aunque sea difícil de aceptar tendremos que decir que ese cine funciona como un agente de colonialismo interno porque repite y tiene todas las características del cine fabricado por los opresores. «Un pueblo no alcanza el estado de civilización sumándose al proyecto de otro pueblo, sino tomando conciencia de su ser en el mundo, de su identidad y su especificidad cultural» (Colombres, 2004).

Figura 5. Fotogramas de La tierra es de todos, (Escuela popular de cine. 2016).

Siguiendo a Colombres es necesario acotar que lo que hemos tratado de hacer es generar un proceso de creación con el fin de atar eslabones que nos permitan identificar las inquietudes que nuestro pueblo manifiesta en cuanto a la realización cinematográfica. El resultado en imágenes proviene de miradas libre de condicionamientos de seres humanos que de alguna manera mantienen una relación estrecha con la tierra y desde el taller -no brindamos la oportunidad, hablar de oportunidades en un proceso revolucionario es una actitud de sistemas opresores encarnada en los dirigentes de turno- abrimos los caminos para la constitución del dialogo creativo con la intención de multiplicar la experiencia por todos los rincones del país. Y nos aporta el Che  Guevara: “La sociedad en su conjunto debe convertirse en una gigantesca escuela».  (2)

[1] La frase original es de Hebert Read y la encontramos en La imagen doble de Fernández, Franklin, 2006.

(2) Guevara, Ernesto. (1977). El Socialismo y El Hombre Nuevo. Cerro del Agua, México: Siglo XXI Editores.

URL de este artículo : http://bit.ly/2dysgrn 

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